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Historia de la Parroquia Santa Elena
Arquidiócesis de Buenos Aires, Argentina - Vicaría Belgrano
Ecos de los 90 años de historia de la parroquia Santa Elena
La zona de Palermo que abarca las dos parroquias, Santa Elena y San Tarsicio, pertenecía en el año 1924 a la parroquia de Guadalupe. Esa parroquia se extendía hasta el Río de la Plata y fue creada el 16 de octubre de 1896 y confiada desde entonces a los padres de la Congregación del Verbo Divino.
La gran extensión de la parroquia de Guadalupe, y una gran feligresía obrera, abarcaba esta zona hacia el río y estaba poblada por familias pobres. Al atardecer, e veía salir de la Cervecería de Cerviño una columna compacta de obreros. Nació entonces, a iniciativa del R. P. Ricardo Kanfhold; el propósito de establecer cuanto antes, centros catequísticos en las zonas alejadas. Se le confió a la Liga de Damas Católicas de Guadalupe el hacer realidad esta iniciativa.
Seguimos su historial. Es entonces cuando se iniciaron las primeras Misiones bajo carpa. Esta obra incomparable la llevó a cabo el R. P. Enrique Rohling, secundado por la Liga de Damas Católicas. Las Misiones comenzaron en Santa Elena y renovaron el barrio llamado “de los tachos” , de Avda. del Libertador hacia el río.
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Casa de los niños de Santa Elena
En 1924, el párroco de Guadalupe R.P. Federico Rademacher, contando con el apoyo de la Liga de Damas Católicas, abre un Centro Catequístico, en la calle Cerviño 3536, donde el 18 de Agosto, de Santa Elena se celebra la primara Misa. En ese mismo año se funda la Casa de los Niños Gral. Las Heras.
Allí concurren los niños y se les enseña el Catecismo. Se le proporciona vestimenta, alimentos, se preparan actuaciones para los días de fiesta.
Al poco tiempo el local resulta insuficiente. Reducido para la gran cantidad de niños. Se alquila entonces una antigua carbonería en la calle Juan Fco. Seguí 3762, donde se celebra Misa todos los domingos, se enseña el Catecismo y a las niñas labores.
En 1925 la Congregación del Verbo Divino compra, contando con la contribución de los fieles, un terreno en Juan Fco. Seguí 3815 para edificar una Capilla y obras anexas.
Posteriormente se adopta el nombre de Casa de los Niños de Santa Elena en atención a la obra apostólica desarrollada por las señoras y señoritas pertenecientes a la Liga de Damas Católicas cuya patrona era precisamente Santa Elena.
El domingo 13 de septiembre de 1925, coincidiendo con el cincuentenario de la congregación del Verbo Divino, se coloca la piedra fundamental de la Capilla Casa del Niño de Santa Elena. La bendición estuvo a cargo de Mons. Fortunato Devoto.
La dedicación y energía de la comisión y en particular de su presidenta y el apoyo generoso de la feligresía, hace que esta obra pueda concluirse a fines de 1927.
Exactamente, el 6 de diciembre de 1927 se inaugura la Cripta y es bendecida solemnemente por el Arzobispo de Buenos Aires Fray José Botaro, quien presidió la Misa, concelebrando con Mons. Devoto y el Provincial de la Congregación del Verbo Divino.
El Padre Enrique Rohling sigue esparciendo las semillas del Evangelio. Primero lo hizo desde las Misiones, bajo carpas; luego en los centros catequísticos de la calle Cerviño, de la calle Juan F. Seguí, en la Casa del Niño y por último en la parroquia Santa Elena.
Se erige la parroquia
Efectivamente, el 7 de octubre de 1930, es eregida canónicamente la Parroquia Santa Elena.
El Padre Enrique Rohling es nombrado párroco interino entre los años 1930-1931.
En abril de 1931 fue designado primer párroco el Pbro. Arturo Bazzi, quien por su caridad y sinceridad, logro en poco tiempo el afecto y el reconocimiento de toda la feligresía.
En 1936 bendice el terreno adquirido en la calle Lafinur 3331.
En 1940 es nombrado como párroco, el Pbro. Santiago Cousido, quien hasta ese momento se había desempeñado como teniente cura. Numerosas vocaciones surgen en estos tiempos de la Acción Católica. Se establece en la parroquia la Comunidad de las Hermanas Auxiliares Parroquiales. El Padre Cousido poseía una profunda piedad y una particular bondad. Un lamentable accidente segó su vida joven en 1943, cuanto más se esperaba de su hacer apostólico.
Por ese motivo, ese año, es designado cura párroco el Pbro. Jorge Carlos Carreras. Consagra sus energías a la atención espiritual de sus feligreses, buscando sobre todo revitalizar las instituciones.
Se destacó por su labor en fomentar la devoción a Santa Elena y más tarde fundó el Club Atlético Santa Elena, a fin de orientar a los jóvenes expuestos a los peligros de la calle. La imagen de madera de Santa Elena, tallada a mano, que actualmente veneramos en el templo, fue hecha durante su curato y bendecida por el Cardenal Santiago Copello, Arzobispo de Buenos Aires, en 1944.
El Padre Carreras, si bien sus fuerzas las orientó a lo espiritual, no abandonó las gestiones dirigidas a la pronta iniciación del templo superior a construirse sobre la cripta ya existente, creando así la primera Comisión Pro Templo, y designando a las autoridades encargadas de llevar adelante las obras.
Sus relevantes cualidades, particularmente en el trato con los jóvenes, hicieron de él un verdadero maestro y guía de la juventud. Numerosas fueron las vocaciones sacerdotales que surgieron bajo el cuidado y la dirección de este párroco.
El Templo
En 1949, Mons. Manuel Tato, Obispo Auxiliar de buenos Aires, pone en posesión de la Parroquia al Pbro. Alberto Devoto.
Desde el primer momento, el principal objetivo en el orden material, fue para el nuevo párroco, la pronta construcción de la iglesia. En Abril de 1951 se comenzaron las obras. A ella dedicó gran parte de sus energías, secundado por la eficiente colaboración de la Asociación Pro Templo y Obras de Santa Elena.
En Agosto de 1955, pese a las grandes dificultades que vivía la Iglesia, el Cardenal Copello inaugura y bendice el nuevo tempo, aún sin terminar.
En el orden espiritual trabajó intensamente; superó los obstáculos y escollos del momento y supo ir a la vanguardia de los cambios siguiendo las directivas de la Iglesia.
Años más tarde, Mons. Devoto fue designado primer Obispo de la Diócesis de Goya, Corrientes. Por ese motivo, en 1957 toma posesión el nuevo párroco de Santa Elena, el Pbro. Rodolfo María Ferrari. Él se abocaría a la tarea de terminar el templo y sus dependencias.
Durante estos años se crea la Acción Social, que no solo atiende a las necesidades de la parroquia, sino que extiende su acción a las villas de emergencia cercanas a la zona de Retiro.
Se restablecen las ramas de la Acción Católica, y de Cáritas. Se crea la Legión de María de jóvenes y de adultos y el Instituto San Juan de la Cruz, que tristemente cerrará sus puertas en 1989. En 1980 se celebraron las Bodas de Oro de la Parroquia.
Fueron años de muchos y variados emprendimientos pastorales. Así también se reestructuró el frente del templo, que hasta ese momento era de ladrillo a la vista.
En 1983, comienza una nueva etapa en todo lo relacionado a la Catequesis, a las Misas de Niños, el enfoque pastoral de la participación de los chicos dentro de la parroquia y hacia el barrio.
Los últimos años
En marzo de 1984, el Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Aramburu, designa como nuevo párroco, al Pbro. Luis de Fornari, quien permanecerá durante ocho años.
Junto al vicario parroquial, P. Francesconi, inician un transformador camino respondiendo a las nuevas realidades y cambios que se van produciendo en nuestra zona.
Ocurre un gran crecimiento del grupo Scout y de la Acción Católica de jóvenes y de niños, sostenidos por el impulso de los campamentos, jornadas y convivencias realizadas.
Se afianzan los grupos e instituciones que ya estaban, y entre todos intentamos ir leyendo los profundos cambios que se van sucediendo en la vida de este querido barrio de Palermo.
En marzo de 1988 llega a nuestra comunidad un nuevo vicario: el Padre Alejando Darío, quien colaborará con el Padre Luis durante cuatro años.
Sus preocupaciones fundamentales serán Cáritas, la pastoral de jóvenes y la Catequesis en general.
Durante estos años surgen dos nuevas iniciativas parroquiales: el grupo Solymar, que llena un espacio necesario en la pastoral parroquial, que lo constituyen los mayores. Pero también, aportando su iniciativa y creatividad, el Padre Alejandro ayuda a que se haga realidad un proyecto muy deseado: la Revista de Santa Elena.
El Padre Luis de Fornari permanece como párroco hasta 1992. Año que es acompañado por el Padre Mario de Marchi, como vicario parroquial.
Hacia fines de 1993 el Cardenal Quarraccino designa como nuevo párroco al Padre Juan Carlos Franco, Sacerdote entregado a su ministerio y a la actividad parroquial.
El Padre Franco, semanalmente visitará a la Liga de Madres, a la Legión de María y a sus queridos abuelos de Solymay.
El Padre Mario se dedica al fortalecimiento de la Catequesis pre-bautismal y prematrimonial; a la Catequesis de niños y adultos; al acompañamiento pastoral y amistoso de toda la comunidad en general.
Se continúa durante estos años las actividades más allá de la parroquia hacia el barrio: nacen los pesebres vivientes, las olimpíadas de niños, los festejos, etc.
En marzo de 1995, despedimos al querido Padre Mario y recibimos cálidamente a un nuevo vicario, Padre Gustavo Agassi.
El Padre Franco, con delicados problemas de salud, se vio apoyado incondicionalmente en la tarea pastoral por el Padre Gustavo, quien se preocupó esencialmente por hacer comunidad, por estrechar lazos y crear puentes entre todos los que formamos los grupos parroquiales y los feligreses que se acercan cada domingo a las misas.
El 17 de mayo de 1999 muere el Padre Franco santamente y es llorado hasta nuestros días. Se lo despidió con una misa de cuerpo presente concelebrada por párrocos vecinos y presidida por Mons. Horacio Benites Astoul, Obispo auxiliar de la zona Belgrano.
Durante estos años se inician, con muy buena respuesta, los Círculos Bíblicos.
Se forma un grupo misionero, el grupo de oración para jóvenes, un grupo para matrimonios, el grupo que visita el geriátrico. Además de varias iniciativas pastorales, no sistemáticas.
El Sr. Arzobispo de Buenos Aires Monseñor Jorge M. Bergoglio S.J. pone en posesión de la parroquia el 14 de marzo de 1999, a monseñor Víctor Pinto secundado por el diácono Guillermo Diehl y el seminarista Pablo Ostuni.
Es momento oportuno y de justicia, el recordar aquí los nombres de los esposos Gustavo Lanas y señora, del Sr. Adolfo Echwelm y señora, y del Sr. Federico Zorraquín y señora que representaban estos últimos al Dr. Leopoldo Melo y Sra. Todos los nombrados, más un número considerable de damas, trabajaron arduamente para que se erija se funde, se construya el nuevo y necesario templo de Santa Elena en esta zona de Palermo.
Subrayamos, el actuar de la Sra. Isolina Landívar de Zorraquín, quien presidiera la Comisión pro-Casa de los Niños Gral. Las Heras, denominada al poco tiempo Casa de los Niños de Santa Elena acompañada por D. María Rosa Devoto de Green y seguida por D. Ma. Luisa Devoto de Bustillo y D. María Teresa Devoto de Ortiz Basualdo.
En esta época de comienzos de nuestra parroquia de Santa Elena, hay que subrayar, la presencia viva y actuante de señoras y señoritas de nuestra sociedad, que vivían en esta zona palermitana, sin olvidar a todas esas mujeres de fe que prestaron su ayuda, la que sus medios le permitían y engrosan las filas del anonimato valioso y silencioso.
Entonces como hoy, las hubieron y las hay, trabajando con la única meta de servir a Dios, al prójimo, que es nuestro vecino. La Liga de Damas Católicas comenzada y actuante en los comienzos de este barrio de Palermo, se extiende en nuestros días con o bajo diversos nombres. Gratitud les debemos y pedimos a nuestra Patrona Santa Elena, que supo de trabajo y sacrificios, siendo Emperatriz y en avanzada edad, ilumine a sus seguidoras en la Fe y el hacer.
La Parroquia Santa Elena en el año Jubilar 2000, cumplió sus 70 años de evangelización.
Debemos mirar atrás, para agradecer tantos dones recibidos. La mano amorosa del Padre que fue acompañando en el caminar, a veces con sombras y cruces a esta nuestra familia comunidad de Santa Elena.
Toda la feligresía rinde un sentido homenaje a los que mucho trabajaron por amor, sin olvidar a aquellos que la construyeron sin cobrar el trabajo realizado y que fueron sus nombres los señores arquitectos Sánchez, Lagos y de la Torre.
No olvidemos tampoco, que mirando el presente, se mira al futuro. En el mundo de hoy, la Iglesia, nos está exigiendo a todos y de cada uno lo mejor de nosotros mismos para hacer de nuestra parroquia, un verdadero lugar de encuentro y de comunión; de solidaridad y servicio; de misión evangelizadora. Que nadie se quede sin la felicidad que ella puede brindar a todos bajo el lema de: CRISTO, AYER, HOY Y SIEMPRE.
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